Semana Santa en Tlalpujahua, Michoacán, México
México es considera a nivel mundial un país mágico religioso debido a la atmósfera religiosa, y en algunos casos, mágica (sin aparente explicación certera) que lo envuelve.
Es por esto que tanto atrae en muchas de sus celebraciones populares o festejos que encierran esta característica. Además de su mundialmente famoso Día de Muertos, la Semana Santa en México se vive de una manera muy especial y se vuelve toda una experiencia poder presenciarla.
Conservando matices de una religión impuesta por los conquistadores, el mayor porcentaje de la población sigue celebrando una Semana Santa Católica que según las zonas de la República Méxicana se viven con mayor intensidad en algunos capítulos bíblicos.
Pero hoy vamos a recorrer un maravilloso pueblo, que incluso es considerado pueblo mágico por su encanto popular e historia, que celebra la Semana Santa de una manera muy peculiar: Tlalpujahua, Michoacán.
Acunado por verdes cerros, este pueblo michoacano con calles empedradas e infinidad de historias mineras y de renombre por sus creaciones esfereras y plumarias, cuenta una Semana Santa mágica.
Todo comienza con la organización de su Cofradía, en la que se cercioran que todo sea seguro, para el deleite del pueblo y mantenga la tradición viva. Realizando los pasos tal y como se hace desde antaño y se transmite de generación en generación.
El grupo varonil de la Cofradía se encarga entonces de vestir a sus miembros de fariseos. Su vestimenta suele ser fácil de identificar pues el atuendo es de carácter colorido, con camisa verde y faldón rojo, enmascarados con rostros blancos de gestos penetrantes y definidos virilmente por un bigote que agrega un matiz misterioso. Un casco con una cresta que puede ser de papel muy colorido o con la cabeza de un cepillo complementa el atuendo. Cabe mencionar que las máscaras y los cascos, son realizados artesanalmente con la técnica de cartonería (papel maché) con lo que aseguran su durabilidad y bajo coste.
El grupo femenil organiza los vestuarios y prepara a las imágenes que harán procesión.
Toda la Semana Santa está agendada. Irá narrando cómo Jesús llega a la cruz, después de cargar con ella un largo trayecto.
Pero los pasos no se limitan a las procesiones que en otros sitios también pueden verse. Aquí, en Tlalpujahua, también hay pasos que narran pasajes Bíblicos que explican con mayor claridad los sucesos previos a la crucifixión.
Existe un fariseo de “alto rango”, por denominarlo de una manera, que será fácil de identificar en tu visita a este pueblo. Su atuendo no es como el de los demás, ya que tiene una división simétrica vertical que lo divide en mitad rojo mitad negro. Es la representación de Barrabás y el hecho de su atuendo explica el haber sido uno de los que abofeteó a Jesús. Este acto le “pudrió” la mitad del cuerpo con la que se atrevió a ofender a Jesús. Existe un paso en el que Barrabás “vende” , o mejor dicho traiciona a Jesús con una mano de cartas. Es increíble poder presenciar este juego (amañado, por supuesto) en el que nos recrean, en una esquina empedrada del pueblo, como dos fariseos juegan la confianza. Y nosotros como testigos nos volvemos parte del escenario, escuchando la lucha de palos de los naipes, donde vencen los oros y las copas.
Los fariseos “trabajan” todos los días de la Semana Santa “vallando” humanamente los pasos, cuidando y protegiendo la seguridad de la población y asegurando la representación que han ensayado para su ejecución sin obstáculos.
Es muy común ver a muchos de ellos recolectando algunas monedas para agua y comida o bien, pidiendo algún viaje de la parte más baja del pueblo a la Parroquia que aún sin ser mucho trayecto, la inclinación cansa mucho.
Estos personajes viven su religión al grado de ser fieles a su atuendo y al papel que desempeñan durante toda la semana a modo de compromiso. Durante esa semana, serán fariseos a todas horas. Vestirán como tales, comerán como tales, e incluso, algunos niños vecinos, esperarán ansiosamente su salida para deleitarse con ese personaje mágico que a pesar de conocer como su vecino, genera tanta ilusión.
Otro de los personajes que será de fácil reconocimiento es Judas. Sí, aquel apóstol que traiciona a Jesús, es representado con un traje amarillo con una máscara negra y una melena amarilla y negra alborotada. Es un personaje que atribuye su atuendo a representar la traición. Su rostro, negro como el tizón, se asocia a su acto traicionero. Sin embargo, y debido a su comportamiento, se le aplica un castigo, en el que los fariseos lo “atrapan” para posteriormente colgarlo de un árbol. Obviamente el acto es cruel, sin embargo, la representación que se ejecuta en Tlalpujahua, es toda una representación que involucra a pequeños y grandes, pues en la espera de su castigo Judas “escapa” constantemente pidiendo la ayuda de los niños, que al reconocer que ha hecho algo malo, se la niegan. Así, el “ahorcamiento” a modo de castigo se vuelve una tertulia “divertida”, en la que al final, el castigo se cumple, y toda una procesión acompaña al cuerpo llorándole como plañideras, hasta llegar al atrio de la Parroquia, donde ocurrirá lo inesperado si no eres de ahí. Cuando parece ser que no queda más que la resignación, Judas se levanta de su lecho mortuorio y corre cual gacela hacia la cofradía, los persiguen los fariseos nuevamente. Las cadenas que suelen llevar para “vallar” resuenan con su trote. Los pequeños se emocionan. La gente aplaude y es el broche de oro que anuncia que la Semana Santa está concluyendo.
Por las noches, lo Cristos y las Vírgenes de los pueblos cercanos, que habrán llegado a lo largo de la semana en procesiones sencillas pero impresionantes, serán celebrados con serpentinas y papeles de colores.
La pirotecnia, también tiene sitio, por supuesto en estas celebraciones, y en algunos casos aunque sólo son petardos de estridente pompa, también existe el ingenio pirotécnico que crea obras especiales. Recreando un santo de fuego, la pólvora arde iluminando la fachada del convento.
La celebración continúa con puestos de comida y bebida, de deliciosas e irresistibles recetas.
Acabando la semana, queda la magia atenta, guardada, en aquellos rincones del pueblo, donde hace unos días eran el escenario en donde todos presenciamos la religión mezclada con la magia.