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Salir de noche por Madrid y sin gastar ni un euro. Es posible, lee este artículo

Oficina de Correos

Noche fabricadora de embelecos. Fábrica de luces castizas. En Mundo Recorrido te proponemos que charles con tu ciudad, que la recorras, la viajes y descubras lo que te quiere mostrar. Probablemente te llevarás una sorpresa. Conoce Madrid por la noche y sin gastar un  solo euro.

No siempre una ciudad se limita a ofrecer museos, cines, teatros, tiendas, bares, cafés o restaurantes, así como comercios varios. A veces las ciudades, se quitan el maquillaje de día y visten de lo más natural de noche. Se iluminan con sus luces ámbar y proponen lo más sencillo que una ciudad puede proponer: que la disfrutes sin gastar sino hablando con ella. Y ¿Cómo se habla con una ciudad? ¿cómo se entabla un charla con un gigante de concreto que parece dormido? La charla con una ciudad inicia con un sencillo “hola” en el primer paso sobre sus calles. La que elijas, con o sin ruta, con o sin mapa. Ella está siempre dispuesta  a hablar contigo, somos nosotros, los que no siempre estamos atentos a escucharla.

En Mundo Recorrido te proponemos que charles con tu ciudad, que la recorras, la viajes y descubras lo que te quiere mostrar. Probablemente te llevarás una sorpresa.

En la calle por la que siempre pasas seguramente descubrirás algún detalle en el que nunca habías reparado. Un balcón decorado, un desagüe antiguo, un graffiti camuflado, un negocio cesado. Todo está en constante cambio y la prisa con la que vivimos nos hace a veces cegarnos a los cambios.

Disfruta la llamada hora mágica, que es esa hora en la que el alumbrado público se inicia pero el atardecer está cayendo. Descubrirás rostros de tu ciudad que seguramente no conocías.

Elige una ruta que no hayas hecho antes, el camino “largo” como el de caperucita roja sin lobo feroz, sin prisa, y observa todo aquello que crees conocer. Verás como la luz embellece y modifica una simple esquina. Tal y como lo describe Lope, la noche, nos prepara para un desfile de quimeras. Permite que la ciudad contribuya a esta alegoría y a modo de una fábrica de luces, sombras y composiciones, te deleite.

Disfruta los paisajes nocturnos de las luces masificadas de los caballos de metal. Los rítmicos semáforos, los durmientes pasos de cebra y monumentos que parecen posar para tus ojos. Todo se vuelve mágico, pictórico. Madrid de noche, tiene un ritmo animado. Vivo. Sus vías parecen siempre tener un caudal constante de luz. Y sus edificios cuentan con iluminación estratégicamente colocada para que notes sus detalles.

El Templo de Debod (del que muy pronto hablaremos en profundidad), Palacio Real, el Puente de Segovia sobre calle Bailén, La Almudena, entre muchos otros lugares te permiten contemplar simultáneamente con esas estructuras atardeceres lentos que te permiten fabricar sueños.

Neptuno, La Cibeles, así como las fuentes públicas, también son iluminadas, y entonces junto con el agua, la luz crea un corro, que a modo de lupa, multiplica los haces luminosos, y el metal o la piedra de la fuente se viste de oro líquido. De tarde y de noche.

Plaza de Cibeles por la noche, de fondo la Puerta de Alcalá

Es importante mencionar que las grandes urbes buscan sostenibilidad y utilizan sus recursos luminosos con conciencia, ya que suelen iniciar cuando ya es lo más “oscuro” posible y generalmente a las 23:30 u 00:00 se apagan las luces de algunos monumentos.

Así que ya sabes, prepara tus ganas de descubrir y explora tu ciudad, seguro algo nuevo siempre encontrarás.

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