En Mundo Recorrido seguimos recorriendo pueblos de la Comunidad de Madrid, porque cada localidad madrileña encierra secretos y sorpresas dignas de contar. Ahora es el turno de Titulcia. Imaginemos que estamos en una clase de Historia. Sí. El temario comprende las Guerras Púnicas, el Imperio Romano y sus consecuencias, la Guerra civil y la hidrografía española. Ahora, salgamos de la clase y demos un paseo por las rutas de la Comunidad de Madrid: Titulcia es nuestro destino.
Cercano a Aranjuez y ya casi en la comarca de Toledo (Toletum), Titulcium, o como se conoce actualmente Titulcia, es una pequeña villa con un encanto muy sutil. Con un significado que no hemos sabido concretar pues para algunos es “el camino” ya que era un punto dilemático de ruta entre las antiguas villas romanas de Zaragoza y Mérida, y para otros es “algo grande”, quizá por considerar esta villa como un punto de suma importancia para el imperio romano, debido a todas la batallas libradas en la zona, así como sus repetidos renacimientos, en los cuales, en uno de ellos adoptó el nombre de Bayona de Tajuña, que actualmente solo conserva una reconocida bodega del lugar.
Titulcia, es una villa sencilla que parece tímida a los turistas y cuando descubres sus tesoros, gana el reconocimiento de un lugar interesante y mágico.
Recorrida en una sencilla vía principal sobre la que desarrolla su urbanismo, Titulcia muestra un Ayuntamiento que comparte plaza con la Iglesia de Santa María Magdalena y ambas inundan ese espacio de un blanco que multiplica la luz del sol. Contemplar este sitio es cegarse ante una superficie diáfana y a veces solitaria por las horas de verano que no invitan a explorar con el peso del calor, pero una vez ahí es como tener un pueblo exclusivo. Eso sí, las que no pueden parar de espiar son las inquilinas de la plaza, que son, como hemos visto en otros de los parajes visitados en Mundo Recorrido, como en Tembleque por ejemplo, una comunidad de cigüeñas que no paran de seguir con sus miradas o crotorar a los pasos de visitantes que se vuelven su objeto de estudio.
Los Titulcianos saben que viven sobre un terreno fértil no sólo por estar alimentados por los ríos Jarama y Tajuña antes de confluir en El Tajo, sino por toda la riqueza que sus tierras entierran. Hay quienes dicen que sólo es cavar un poquito en algún lugar para ver premiado el esfuerzo.
El tiempo sigue pasando en nuestra clase de Historia, y llega la hora para dar inicio al receso, lo sabemos porque el viejo reloj pretende anunciarlo. Como un preciado ornamento de la fachada de la Iglesia de Santa María Magdalena, un increíble reloj “Viuda de Urua” que quizá en otros años, no dejó escapar los minutos ni las horas sin registrarlos meticulosamente, nos llama la atención. Con su nombre en el tablero ve la vida de Titulcia a través de sus manecillas y es un constante recordatorio de que nos rige el tiempo.
“Viuda de Urua” es una firma reconocida de campanas y relojes monumentales que antaño, se respaldaba en su resistencia y exactitud en el caso de los relojes, y su armónica sonoridad en el caso de sus campanas. Desde antes de mediados del siglo XX, esta firma con casa natal en Vitoria, abastece a muchas villas con campanas y relojes de alta calidad, que hasta la fecha perduran, demostrando la estrecha relación que tiene su longeva vida con la perfección artesanal y mecánica. En Titulcia, el tiempo parece haberse detenido.
Siguiendo la limpia fachada de la iglesia que evita ornamentación arquitectónica alguna, por su estilo Renacentista, concentramos la mirada en la imagen que la preside, representando a María Magdalena con sus manos entrelazadas elevando lo que parece ser una plegaria, al cielo.
Su portón de maciza madera nos invita a conocerla por dentro, y sorprende su estancia breve, donde esculturas religiosas nos conducen a un lienzo de un autor que no nos deja indiferente. La figura humana alargada, la gama cromática de colores reducida, nos recuerda al estilo pictórico de otro grande de Toletum: El Greco. Pues, este lienzo fue pintado nada más y nada menos que por su mejor aprendiz, su hijo, Manuel.
Existen varios restos arqueológicos que además de haber sido encontrados en esta zona, significan un importante episodio de nuestra clase de Historia, mencionados al principio de este viaje, pero , por desgracia, estos objetos, al menos los originales no pueden ser vistos en este sitio sino en diferentes museos de la Comunidad. Por mencionar alguno, nombraremos la Pátera de Titulcia, que es una majestuosa obra, cuya copia se puede ver en el Ayuntamiento.
Y Titulcia de nuevo nos sorprende, rumoreando sobre un sitio mágico, conocido como la cueva de la luna, que es una construcción subterránea de galeras o túneles en forma cuadrada que se rodean de mito y misterio. Hay quienes atribuyen su construcción a tiempos muy remotos, hay quienes se la atribuyen al Cardenal Cisneros, sin embargo ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1979, y actualmente forma parte de un local hostelero privado, que como parte de atractivo del mismo permite su acceso. Aunque sólo se puede visitar una cuarta parte de la construcción original, se dice que existen relaciones numéricas con distancias geográficas y se cree que hay relaciones astronómicas que derivan en que el sitio encierre una serie de energías que atrae a muchos fanáticos esotéricos.
Titulcia nos despide con panorámicas espectaculares desde el Cerrón, donde se contempla como una villa pequeña y tímida, bendecida por ríos que verdean los campos, puentes que vadean los ríos y vías que aprovechan los puentes para seguir con la tradición de llegar a otras rutas. Seguramente encierra muchos secretos más, pero también, aguarda, paciente a quien quiera descubrirla. Sobrevive al tiempo, a sus batallas, y renace, pequeña con la grandeza de su vestido de historia y geografía. La clase termina por hoy. Los deberes quedan a su elección.