Pinturas rupestres en España
En España, existen varios puntos donde es posible visionar pinturas rupestres, pero en Villar del humo, Cuenca, la visita, al encontrarse en un enclave tan natural y virgen, pareciera ser lo más exacto a sentir que presencias la realización de las mismas. Con doce puntos reconocidos y más de doscientas figuras, Peña del Escrito, Selva Pascuala, Fuente de Selva Pascuala, Marmalo I y II, entre otros, el patrimonio que conservan es una verdadera joya.
El concepto de pintura rupestre llega a nuestras vidas en la escuela, cuando nos enseñan que el hombre primitivo, el que desarrolló los primeros principios sociales y permitió el avance a lo que somos hoy en día, comenzó su existencia como tal, dejando “huella”.
Como principio de la escritura o de la palabra escrita, el desarrollo de dibujos, o representaciones de aquello que rodeaba a estos seres, se vuelve el indeleble inicio de la idea, de la organización y, por qué no, de la estrategia.
Generalmente con representaciones de cacería, las pinturas rupestres adquieren una carga funcional. Hay un objetivo en plasmarlas, el dilema es cuál. ¿Atrapar el alma del animal para asegurar la cacería? ¿Organizar la cacería? ¿Celebrarla una vez lograda? o simplemente ¿plasmar la naturaleza que les rodeaba?
La maravilla de estos trazos también involucra que intentamos “leerlos” a pesar de nuestros parámetros actuales, ya que son representaciones que en muchos casos carecen de cronología y perspectiva, pero a pesar de ello, parecen mantener una narrativa visual. A modo de cuento, todo es válido.
Pero nuestro contacto con una pintura rupestre pocas veces puede tener el privilegio de dejar de ser en un simple impreso o vídeo y ser de primera mano. Estar frente a frente delante de aquellos trazos, imaginando la mano que los ejecutó y la visión que filtraba, es simplemente un momento de total arrebato e identificación. ¿Por qué nos es fácil reconocer aquellas figuras? ¿Qué tan diferentes somos del primer hombre, de nuestras necesidades básicas, o de nuestras visiones del mundo?
Albergadas en lo que se denomina “abrigos” por los términos especializados, las pinturas de la zona de Villar del humo se encuentran expuestas a la naturaleza. Por eso ha sido necesaria su protección, por desgracia no del clima, sino el vandalismo o del hurto. Rodeadas y vigiladas naturalmente por serranías y selvas, el ambiente se vuelve una explosión sensorial, pues registrar el olor de los helechos, la humedad de sus bosques, el sonido de los insectos y la fauna del lugar, hacen que el paseo y el contacto con las pinturas rupestres sea toda una experiencia que supera lo leído, y obviamente lo visto.
Las pinturas han sabido sobrellevar lo extremo del clima para llegar a nuestros días con una nitidez asombrosa en la mayoría de ellas. Es cierto que al estar tan acostumbrados a los estímulos evidentes que recibimos de nuestros medios impresos o virtuales, enfrentarte a ellas en persona, significa adecuar tus ojos a “ver” verdaderamente. Para esto, también es de agradecer la ayuda del guía, con quien esta identificación es más fácil, además que siempre está atento de las condiciones lumínicas que favorezcan la visualización.
El impacto del trazo sobre la pared de piedra da lugar a muchas hipótesis. Y con ello, el lógico intento por parte de los que se especializan, en descifrar con la mayor exactitud algo que desconocemos y al que sólo podremos acercarnos por intuición. Es como nadar en una selva de posibilidades. Pero de todas ellas, la que nosotros rescatamos, es la de la identificación, en el caso de las más representativas, de aquellos animales que nos son familiares, y en el caso de las esquemáticas, principalmente la relación numérica, ya sea de tiempo o sucesos.
Otro rasgo digno de mencionar de estos abrigos es la presencia de “firmas”. Representaciones de lo que parecen manos o huellas dactilares que son, asombrosamente enigmáticas. ¿Fue un modo de dejar huella? ¿Fue simplemente un “error” y al mojar la palma de la mano o las yemas de los dedos en pigmento e imprimirla a modo de sello, sorprenderse con el efecto? Lo maravilloso es poder ver ese trazo, de mano (que en otros yacimientos se da en negativo, con estarcido de pigmento, aquí se da en positivo) con la particularidad del número de falanges, que de nuevo insta a generar más hipótesis.
Cada uno creerá la que más le convenza, nosotros en Mundo Recorrido, recomendamos esta experiencia, porque os aseguramos que sólo tiene un efecto: el increíble asombro de lo maravilloso que es el ser humano y la labor que tenemos de conservar y difundir este tesoro que está en el mejor museo: la naturaleza misma.
Villar del humo, obtiene su nombre de la comunicación que establecía mediante el color del humo que emitían sus pobladores a modo de mensajes. Hoy, humea el arte que abriga en cada rincón de su entorno, y nos hace ver, con la similitud del humo, lo grande que puede llegar a ser sin poderlo tocar o retener.
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