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Chinchón: un pueblo con sabor hasta en el nombre

Este pueblo de Madrid tiene una magia sutil concentrada en su curioso urbanismo conjugado con la típica arquitectura rústica.

Ubicado en la denominada “Comarca de las Vegas” por su confluencia fluvial del Tajuña, el Jarama y el Tajo, el terreno que alberga al pueblo, cuenta con un abastecimiento de agua que es muy propicio para el desarrollo humano, agrícola y ganadero.

Declarado Conjunto Histórico Artístico, Chinchón es un pueblo, con una magia sutil concentrada en su curioso urbanismo conjugado con la típica arquitectura rústica. Su plaza Mayor cuenta con una peculiar característica que le agrega una emblemática personalidad, pues al ser una plaza circular, algunas veces funciona como ruedo, escenario muy asociado a la cultura española. Las viviendas y construcciones que circundan dicha plaza, cuentan con un elemento que se repite en todas ellas, al mostrar vigas vistas de madera maciza como protagonistas que forman arcos que apuntalan y enmarcan estéticamente el espacio, formando balcones a los que se les conoce como “claros”.

Otra cualidad muy curiosa de esta plaza, son las diferentes medidas de sus balcones, que le atañen una retícula que no es estrictamente simétrica. El color verde de sus vigas produce una homogeneidad que podría asimilarse a una gran corrala. Con estas características es fácil imaginar una obra representada en este “escenario”. No en vano, este lugar ha sido muy recurrido en las artes cinematográficas como escenografía perfecta.

Esta plaza reúne la mayor parte de la vida gastronómica del pueblo. Así que es fácil encontrar una opción a nuestro gusto en sus más de quince tabernas y restaurantes. Si quieres tener una comida en alguno de sus balcones, es recomendable realizar una reserva previa, pues es muy común que sean sitios muy cotizados.

En Mundo Recorrido, mencionaremos (y recomendaremos) “la Casa del pregonero”, pues su carta y servicio, nos brindaron una comida muy agradable, que además, como detalle final, obsequian con una red de ajos de la comarca a los comensales. Al menos, nuestra cocina lo agradeció.

En estas tabernas y restaurantes es muy común encontrar los salones en patios interiores cuya luz y tranquilidad invitan a tener una buena tertulia.

Desde esta plaza, parte el trenecito turístico que hace un recorrido por el pueblo y alrededores inmediatos para conocer o poder echar un vistazo a sus monumentos. Aunque algunos de ellos, pueden divisarse desde aquí. Como el Teatro Lope de Vega, la Torre del reloj y la iglesia de nuestra Señora de la Asunción. 

Algunas de las dependencias de la plaza, son hornos que preparan pan cuya fama despierta por el olfato y concluye por el sabor auténtico del pan de pueblo. Es sorprendente encontrar pan “esculpido” con formas florales o animales, listo para comerse. Una deliciosa obra de arte.

Chinchón también, cuenta con su denominación de origen, de la cual, se destila la bebida alcohólica homónima. Esta bebida de sabor anisado suele ser buen complemento de un café. 

Esta plaza también cuenta con dos fuentes, una en la plaza, llamada La de Arriba y otra que se encuentra dentro de uno de los edificios de la misma, llamada La de Abajo. Lo refrescante de ambas es su constante agua corriente cuyo sonido nos hace imaginar la cantidad de ánforas o aljibes que han sido llenados para saciar la sed.

Mágicamente, la vista panorámica de Chinchón, nos recrea con sus tejados imbricados, dejando sitio a su peculiar plaza, y permitiendo sitio para sus demás monumentos. Un pequeño pueblo, que deleita con un sabor muy grande.

Comida, cena o desayuno, Chinchón es el aperitivo perfecto. Una cita que recomendamos se debe agendar.

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