De ruta micológica por la Sierra de Gredos
Los cambios de estación siempre traen consigo colores y vegetación características de los mismos. En otoño, la presencia de una humedad y un descenso de temperatura determinada, favorecen el brote de un tesoro culinario y científico, cuyo mundo es sorprendentemente interesante. Nos referimos a las setas. Y si disfrutas degustándolas, recolectarlas o al menos, observarlas, después de leer este artículo, coincidirás con nosotros en que vale la pena hacer una ruta micológica para vivir de primera mano el contacto con este peculiar fruto.
Mundo Recorrido encaminó su brújula en dirección a la Sierra de Gredos, al sur de la Provincia de Ávila, donde el paisaje parece invitarte a un cuadro de pinceladas naturalmente bucólicas.
Empezando el recorrido ascendiendo por el Puerto del Pico, a más de 1300 metros sobre el nivel medio del mar, literalmente, parece que se está más cerca del cielo. El aire desprende un olor puro, limpio y el ambiente se llena de la suave música del viento en las ramas de los árboles, trinos de aves o el cencerro del ganado que pasta apaciblemente.
Distribuidos y camuflados por toda la región, es en los campos o cotos de aprovechamiento de setas, donde se puede disfrutar de una manera más armónica y justa, de este gran tesoro.
Con testigos naturales como el Río Tormes y los extensos pinares, el paseo calmo aunque apresurado por la emoción de la búsqueda, es una delicia que ajusta el sentido de la vista, para permitir contemplar los brillos y los colores de un entorno que supera (siempre) la ficción.
Con las formas caprichosas de los líquenes y la piñas de los pinos fertilizando la tierra para su regeneración, el suelo se vuelve un manto rico en vida donde las setas se adaptan a su anfitrión. Desde los excrementos de animales hasta la corteza de los pinos, existe una amplia variedad de formas, colores y camuflajes que incluso pueden engañar hasta al mejor recolector.
Pero la clasificación de las setas para la seguridad total de una sana consumición, debe ser exhaustiva y además involucra infinidad de puntos a considerar. Por ejemplo, no todas las setas, tienen forma de seta. Esto es que algunas setas, carecen de pie, la parte del tallo o palito que sujeta el sombrero (la parte superior que es como un gorro). A su vez, revisar si tienen o no anillo, una forma símil a un anillo, que suele encontrarse en el pie, y confirmar si éste es móvil o no. También, verificar el interior del sombrero, si es de pliegues, aguijones o tubos. Así como los colores, tanto del sombrero como del interior del sombrero, son un indicativo eficiente para una acertada clasificación.
Sin embargo, su variedad es inmensa, porque afortunadamente se va adaptando a las necesidades que el entorno va dictando.
Para la recolección de setas se recomienda una cesta de mimbre o con una esterilla alveolar, porque a través de los huecos de dicha cesta, la seta recolectada esparce sus esporas (semillas) guardadas en las láminas. Por eso también se recomienda siempre colocarlas con las láminas hacia abajo, para que, mientras se recolecte, simultáneamente, se “siembre”. Por estos lares, es muy común ver a personas ataviadas con cestas y no, no se trata de una moda.
Si se ha cortado una seta que después de analizarla se ha comprobado que no es comestible, se puede simplemente cubrir con tierra para que sus esporas vuelvan a ser reabsorbidas y así asegurar que vuelva a brotar. Hay que recordar que todas las setas tienen su misión.
Lo maravilloso del mundo de las setas, son las formas y los colores tan perfectos y variados que la naturaleza ofrece. La repetición de esos elementos y su estructura en sí, parece una obra de perfecta ingeniería.
Esta experiencia agudiza tus sentidos, pues adapta tu vista para, a modo de juego encontrar las setas que se camuflan camaleónicamente; tu olfato, se activa, percibiendo el olor que emana el ambiente y que brota de cada una de las setas, a veces, incluso con mucha experiencia, distinguiéndolas; tu tacto, que al momento de recolecta se vuelve firme pero gentil, pues la textura de las setas suele ser también muy variada; y tu gusto, que disfruta la textura de este manjar, en el que algunas veces el sabor y la textura son un verdadero regalo.
Si quieres realizar una ruta micológica existen varias asociaciones o cooperativas a las que puedes contactar. Nosotros recomendamos “El Eje de la Tierra” a quien agradecemos por descubrirnos el mundo de las setas de una manera tan amena y segura. Eso sí, debemos advertir, que el mundo de las setas causa adicción.