Visitamos la garganta de Alardos y nos refrescamos en sus piscinas naturales, conocimos la chorrera del Diablo y por supuesto; degustamos su sabrosa, deliciosa y variada gastronomíaUn Madrigal es un poema de carácter amoroso, que se desarrolla con determinados versos medidos. Imaginemos que ese amor es el que se profesan las montañas que conforman la Sierra de Gredos con los vertientes de agua del río Tiétar, que nace en sus faldas. Así, encontramos Madrigal de la Vera.
Persiguiendo la carretera EX -203, que nos indica que ya pertenece a la comunidad de Extremadura, podemos acceder a una de las rutas de senderismo y naturaleza más hermosas y sorprendentes.
El camino lo anuncia ya, pues los paisajes que nos acompañan son perfectos lienzos paisajísticos, con la Sierra de Gredos como protagonista. Los ríos no se perciben como tal, pero se adivinan por el hilo de árboles que crecen a sus orillas, frondosos, formando manchas verdes que nos transmiten vida.
Madrigal de la Vera, es uno de los municipios que encontraremos más cercanos a las gargantas más visitadas del río. Con un urbanismo sencillo, denota su estilo de vida tranquilo, con un movimiento pausado de sus habitantes o visitantes, que generalmente hacen una pausa en este lugar ya sea para comer, merendar, tomar el aperitivo o ver el ir y venir de los que van en busca de la naturaleza a la que no dan crédito por imágenes que parecen estar retocadas.
Por una de las salidas de Madrigal de la Vera, inmediatamente se accede a la garganta de Alardos, que es un afluente del río Tiétar, nacido en la Sierra de Gredos y que desemboca en el río Tajo.
Las gargantas de los ríos, adquieren este nombre por el modo de afluente reducido, a modo de embudo, que sin pausa sigue su recorrido. Esto, aunado a los movimientos tectónicos del terreno, generaron la presencia de “escalones” en el trayecto del río, que origina estas formaciones de las que hoy se pueden disfrutar por su calidad del agua y la forma natural que invita a recrearse en ellas. De esta manera, encontramos en dichas gargantas paisajes como pozas, naturalmente labradas por la fuerza del agua, y que son piscinas naturales de agua cristalina con fauna curiosa y adaptada a la visita de turistas. Así como pasos de río abundante en piedras que son un paisaje natural de paz y tranquilidad.
Con agua fresca, limpia y que permite ver el fondo, es posible ver la vida debajo del agua y sentirse parte de ella. Los pececitos nadan cercanos y es una experiencia que sorprende incluso al más experimentado viajero. Otra de las cualidades de estos parajes es el silencio natural que predomina en ellos, por lo que son ideales para descansar y desconectar. Tomar un baño de sol y refrescarse con un buen chapuzón.
Recordemos que el agua de estos parajes, proviene en un alto porcentaje de la nieve de la Sierra que por el cambio de estación cambia su estado. Es mágico pensar que lo que durante el invierno cubre aquella Sierra a modo de volantes de nieve, se traduce en barniz para la misma, que conduce a modo de un idilio de amor, en arterias que llegarán a nutrir a uno de los ríos más importantes de España.
En la Garganta de Alardos, existen nueve puntos de características similares para un merecido descanso natural, a orillas del río. Recomendamos considerar visitarlo a horas en las que se evite el sol intenso de mediodía pues las sombra de los arbustos o árboles cercanos muchas veces no es suficiente para todos los visitantes.
Recordemos también siempre dejar el sitio que hemos visitado mejor de lo que lo encontramos. Llevar una bolsa de plástico para la basura que generemos y por qué no, recoger quizá alguna que hemos encontrado asegurará que se mantendrá este sitio tal y como es: natural y limpio.
Uno de los puntos que además es digno de mención, es el llamado Puente Viejo, que es uno de los charcos más reconocidos de esta Garganta. Sin mayor misterio, obviamente debe su nombre a un puente, pero no es cualquier puente, pues es de origen romano, y con ello, lleva en su arco, años, historia y seguramente el paso de muchos. A sus pies, abraza uno de los charcos de mayor profundidad de la garganta que permite nadar a brazada limpia. Acondicionada para ello, con una barandilla de piscina que facilita su acceso, se vuelve una piscina natural que permite también el comer o merendar en el merendero con una muy buena vista que está en su orilla inmediata. En este sitio es común ver los rebaños que vuelven a casa dirigidos por su pastor, que por el camino de la montaña anuncian su paso con la orquesta de los cencerros.
Si se sigue la carretera mencionada llegamos a Villanueva de la Vera, de donde es fácil acceder a más de cuarenta gargantas y cascadas cercanas. Mundo Recorrido eligió la Cascada del Diablo, por ser la más cercana a pie de carretera.
En esta cascada nos encontramos con un paisaje tranquilo que permite el contacto directo con la naturaleza y presenciar de manera impresionante, la fuerza del agua. A pesar de un aparente flujo sutil, la caída de su cascada, ha generado pozas de apariencia muy profunda, y parece haber logrado un altura que se pierde en el follaje de los árboles que a sus orillas la acompañan. Las piedras de esta cascada son como esos fieles guerreros que la cuidan, como su ejército que se mantiene fiel a su camino.
Este sitio, enigmático en su nombre, o contradictorio, más parece acercar al cielo que al diablo, porque la grandeza de la naturaleza se ejemplifica. Si llevamos nuestros sentidos despiertos, podremos entender que el agua es callada o ruidosa, tranquila o rabiosa, como una amante perfecta, y la montaña, la abraza, la recibe, la acoge para eternamente amarse, en esta vera.