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Palacio de Cristal. El Palacio de un cuento de hadas hecho realidad

El Palacio de Cristal se encuentra dentro del Parque de El Retiro, en Madrid.

El arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, levanta esta maravillosa representación arquitectónica de la fantasía, frente a un estanque en el Parque de El Retiro, en Madrid. Bautizado originalmente como Palacio Velázquez, la gente lo rebautiza como Palacio de Cristal por el material que predomina en la construcción.

Con una conjugación de cristal y metal que se vuelve su sello arquitectónico, Velázquez Bosco, se vuelve fácil de identificar con esa constante. Tal es el caso de los patios de luces del Antiguo Palacio de Fomento, que guardan un estrecha relación y mencionamos en el Mundo Recorrido del mismo.

A modo  de un Palacio ideado en la fantasía, esta estructura se erige acompañada de la comunidad de árboles que la arropan, sin robarle los rayos del sol que la vuelven una joya cuya temperatura en invierno lo hace un paraje perfecto para contemplar una mañana sin temerle al frío.

Los muros, los techos, las puertas, son constantes ventanas, cristal que separa sin separar el afuera del adentro. La naturaleza del parque armoniza con este diáfano palacio que se vuelve un bosque de cristal blanco.
Y entonces, vemos un claro ejemplo de las paradojas de complementar los opuestos, de cómo el hierro joven de una estructura armoniza con la madera de los troncos viejos, el cristal frágil y traslúcido, hermana con las ramas y el follaje que sólo cambia con las estaciones del año, y así,  un edificio que podría parecer un extraño, se vuelve el protagonista del lugar y comparte el papel con el parque en sí.

Si buscas un momento de desconexión, el Parque de El Retiro tiene diversos rincones que pueden ofrecer la atmósfera perfecta para relajarse. El Palacio de Cristal, es una de esas opciones,  y además se añade el estanque con el que convive, donde una fuente arrulla con la música del agua, y los patitos nadan tranquilos en paseos curiosos, observando a los que parecemos observarlos. Los roles se invierten.

Ya en el interior del Palacio, la fantasía despierta, y es probable que no dejes pasar la oportunidad de inmortalizar esta grandeza con una pose de cuento para una foto que dé constancia de que un palacio de cuento, es real. Bien dice el dicho que la realidad supera la fantasía. Absolutamente comprobable en esta postal, que Mundo Recorrido no pudo dejar pasar.

Como un escenario perfecto para cualquier cuento, cabe mencionar un documental realizado en 1983, por el Director Antonio Gómez Rico, titulado “Vestida de azul”. Rodado en este mismo Palacio, como el sitio perfecto para una tertulia de seis mujeres, el documental inicia presentando a las invitadas, que narran sin máscaras y con la honestidad más transparente como los cristales de este sitio, sus vidas. Seis mujeres con sus propios Palacios de Cristal que dejan ver, por sus ventanas cómo perciben el mundo. Un documental que merece la pena ser visto y difundido, más en estas épocas que perseguimos la tolerancia.

                           

(Aquí se muestra la parte 1 del documental, las demás partes las puedes encontrar en Youtube poniendo parte 2, parte 3, etc…)

Así, el Palacio de Cristal se vuelve un monumento a la humanidad, a su diversidad. La celebra, la arropa y le cede el espacio de un cuento, donde todo es posible. Quizá sea una muestra de lo que debamos hacer: respetarnos como humanos. Humanos con libertad, con sueños, con triunfos, así como sus opuestos. Reconozcamos nuestro objetivo:  ser felices.

Este sitio se vuelve el ejemplo de lo que no segrega. Es un recinto que permite su entrada a quien quiera visitarlo y disfrutarlo.  Y quien acepta, nunca es cuestionado por su edad, género, condición económica o actividad laboral.

Y en estas reflexiones se puede uno perder en este Palacio, mientras los pájaros siguen realizando sus coreografías aéreas y los árboles atrapan al viento como pareja de baile.

La música la orquesta la naturaleza, el baile comienza. Los cuentos de hadas, siempre se verán superados por la realidad, donde para vestir de azul no necesariamente hay que ser una muñeca o un príncipe.

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