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Baños árabes, conocidos también como baños turcos, Hamman o simplemente baños de vapor

Purificación de la mente a través del cuerpo. Baño árabe (Hamman)

Hammam, hamman o hamami es un término con el que se designa el baño árabe, turco o de vapor. Estos eran baños de carácter público en Siria y Turquía así como en otros países musulmanes. Los hammam aparte de sus fines higiénicos, también fueron centros de reunión y socialización para los otomanos por muchos siglos, por lo tanto incluían la posibilidad de fumar narguilés, más conocidas como pipas de agua, y tomar café o refrescos. Se dividían a hombres de mujeres, considerando que para estas culturas era importante la separación.

Antiguamente, esta separación dependía de la cantidad de agua de la zona, es decir, si era una zona que permitía la construcción de diferentes baños, habría uno para mujeres y niños, otro para hombres, uno para ricos, otro para pobres, etc. Sin embargo, si la escasez de agua era notable, un solo baño podía servir para todos pero se implementaban horarios, para evitar mezclar a las clases. Casi siempre se construían sobre aljibes, que son los sitios donde se almacenaba el agua, y generalmente se caracterizan por ser almacenes subterráneos. En Madrid centro, existía uno por ejemplo, justo bajo la Plaza Mayor, y otro en la entrada del barrio árabe o de la Almudena antiguamente llamado de la Almudaina, que actualmente sigue vigente como hammam.

La construcción del hamman, arquitectónicamente, empleaba cal y arena, para obtener la resistencia que este necesita, pues no habrá ventanas en dicha construcción, sino sólo pequeñas claraboyas, y los techos se recomienda sean abovedados, todo esto para la conservación del calor. También es importante la coloración de estos sitios en tonalidades rojas, con la finalidad de contribuir a la sensación (psicológica) de calor.

Hoy, en ciudades occidentales los hamman proporcionan un espacio de relajación para la mente y el cuerpo retomando el concepto inicial de estos baños. El cuerpo se purifica con ayuda del elemento principal: el agua.

Realizando generalmente circuitos que incluyen diferentes temperaturas del agua para con ello, contribuir a la mejora de la circulación sanguínea y la limpieza del cuerpo, los hamman son un remanso principalmente de introspección, donde el sonido protagonista es el agua.

Así, encontramos también la conjunción de opuestos, agua calmada o quieta versus agua ruidosa, estridente, con la fuerza de los chorros de agua que constantemente golpean el agua en aparente calma. La dureza y resistencia de las piletas y paredes que rodean al agua, con la suavidad y libertad del agua. La luminosidad de las claraboyas en contrapunto con lo tenue y en algunos puntos casi oscura iluminación del hammam.

La mente entra en un proceso de tranquilidad al sentir cómo el agua envuelve el cuerpo y pareciera que los poros purificados permiten respirar de otra manera. También es bien sabido lo beneficioso que resulta un masaje de agua, donde con la misma fuerza de la caída del agua, se estimula nuestro organismo o contribuye a relajar aquellos músculos contracturados.

Considerando que el hombre en distintos capítulos de su historia ha reparado en sí mismo, el baño o acicalamiento, fuera de los fines mágicos o rituales religiosos que podrían imprimirle algunas culturas, brinda un estado de bienestar que armoniza o coloca en sintonía al cuerpo y la mente.

Los hamman encierran toda una atmósfera en la que se cuida hasta el mínimo detalle, e incluso el olor de estos, suele ser impregnado por aceites esenciales. Además se puede beber un refrescante té natural para evitar la deshidratación por ejemplo, en el baño de vapor.




La sensación de limpieza pareciera ser de adentro hacia fuera. Es un proceso de eliminación de todas las impurezas y permite sentir la piel suave, dando un efecto de cura inmediata si el estrés te está invadiendo.

Muy recomendado para aquellos momentos en que se quiere desconectar por un par de horas, los hammam permiten que el cuerpo se limpie y la mente encuentre un rato de total tranquilidad.

Definitivamente, un proceso de purificación que ejemplifica aquello de mente sana en cuerpo sano, desde el punto de vista de mente a cuerpo. No sólo limpiamos nuestro cuerpo, sino también nuestra mente. Eliminamos toxinas y despejamos los pensamientos.

Definitivamente, sumergirse en estos baños es adentrarse a la introspección individual. Un viaje muy particular.

Ya que te has leído el artículo de arriba abajo, aprovechamos para comentarte que muy pronto vamos a sortear un circuito hidrotermal para dos personas a través de nuestro Facebook. ¡Así que puedes seguirnos para permanecer atento!

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