«Ibiza tiene sitio para todo el público que quiera visitarla sin sólo buscar un tópico. Con fiesta para los más animados, naturaleza para los más tranquilos, artesanía para los más bohemios e historia para los más curiosos, seguro que te dejará sorprendido».
En el mar Mediterráneo, bañada por el clima paradisíaco del mar, acompañada de sus hermanas islas, encontramos a Ibiza. Eivissa para los residentes, se ha vuelto famosa a nivel mundial por su fantástica vida nocturna y las mejores fiestas que reúnen lo más actual de la música electrónica con el idóneo ambiente de playa. Pero, Ibiza tiene mucho más que ofrecer que el ambiente de fiesta y lentejuelas con pieles tostadas por el sol, o las calas de agua turquesa que asimilan un salvapantallas de ordenador.
Ibiza tiene un rico pasado al ser un punto de unión en el Mediterráneo. Su historia data desde antes de los romanos, con los púnicos o fenicios. Y existen huellas de ello en la isla. Existen basamentos que construyen vagamente los asentamientos humanos que buscaron sitios estratégicos para su desarrollo o bien los más evidentes como los que fundan la ciudad en sí. De los más primitivos, podemos encontrar en Sa Caleta los restos de un poblado, el cual desde la década de los noventas se declara como Patrimonio de la Humanidad. Pero toda la isla se vuelve un enorme tesoro, no sólo de recursos naturales sino de historia y antropología. En la Necrópolis Púnica, podemos constatar un amplia colección de descubrimientos que van desde alfarería hasta orfebrería, pasando por una variedad de materiales que no pueden más que dejarnos con la boca abierta.
Dicha Necrópolis, es un cementerio fenicio que envuelve todos los rituales mágicos en torno a la muerte desde la visión fenicia. Preparar el cuerpo y armarlo para su viaje al otro mundo, es una premisa que muchas culturas antiguas creen y dejan evidencia de ello en sus ofrendas mortuorias. Pues en Ibiza podemos contemplar asombrosas piezas que acompañaban estas cámaras funerarias, así como la estructura de las mismas, que curiosamente, se despliegan sobre una colina, a modo quizá de acercar más a los muertos a su elevación del alma, pero creando todo un mundo subterráneo de cuevas y cámaras funerarias que quizá también los acercan más al inframundo que tanto se relaciona con la muerte.
El trabajo en vidrio de esta cultura es maravillosamente hipnótico e increíble. Desde pequeñas ampollas quizá para contener esencias o perfumes, como probablemente maquillajes, hasta grandes jarrones de vidrio opaco con una belleza inmensa cuya sencillez, hechiza, este trabajo tiene un perfecto acabado que no envidia en nada al contemporáneo.
Otro material cuyo trabajo nos asombra, es el metal. Existen sarcófagos forjados en hierro y plomo, con un minucioso trabajo para contener o recibir el cuerpo, honrando así, hasta el último momento, a la persona que lo “habitará”. Pero la orfebrería ve su máxima expresión en el trabajo de joyería, cuya filigrana es un trabajo que hace parpadear para intentar comprender los años en los que se realizó dicho trabajo. Anillos, colgantes, brazaletes, collares, con temas geométricos, simples y naturales son un deleite para la vista y un deseo para probarlos, y a modo de cuento, ver si caza con nuestra talla.
Como sitio de playa, cuenta con infinidad de playas y calas para saciar los gustos más exigentes. Desde la playa más llena de vida con chiringuitos inmediatos que ofrecen cócteles alegóricos de la buena vida o simplemente una cerveza bien fría, hasta las calas más íntimas cuyo acceso es nadando desde otra cala más cercana, encontrarás seguro tu pedacito de arena y mar que dejará huella en tu memoria.
Cierto es que también se ha vuelto una tradición contemplar la puesta de sol en San Antonio, donde se dan cita todos los visitantes en la bahía pues es un mirador amplio que permite a un gran número disfrutar del espectáculo natural que parece dejar de ser interesante cuando el señor sol desaparece. Pero, aún sin el astro rey, el cielo ibicenco muestra una transición con la noche que es un regalo a la vista.
Caminar por las rutas de senderismo que desemboca en alguna playa, se vuelve toda una experiencia de contacto con la naturaleza. Estas fusiones de bosque con playa son sorprendentes. El agua que rodea a la isla presenta toda una gama de colores marinos que impresiona por su armonía.
Y además también existe una gran producción salinera en la isla, donde podemos ver estas lagunas rosadas, o las grandes montañas blancas del oro blanco. Todo en Ibiza parece conjugarse para aprovechar al máximo los recursos con los que cuenta.
Actualmente, los pescadores de la isla siguen explotando el medio para su supervivencia. Así, se conjugan en este entorno los ambientes más modernos, con los más tradicionales, y eso es lo que le da a la isla su sello especial para hacer que sus visitantes se enamoren de ella.
Ibiza tiene sitio para todo el público que quiera visitarla sin sólo buscar un tópico. Con fiesta para los más animados, naturaleza para los más tranquilos, artesanía para los más bohemios e historia para los más curiosos, seguro que te dejará sorprendido.
Aquí tendremos que diferir sobre aquel dicho popular que dice que “lo que pasa en Ibiza se queda en Ibiza”, digno de difundir sería que todos consideráramos a la isla más que un sitio de fiesta como un capítulo natural e histórico que vale la pena que sea reconocido por el mundo entero.
Y para finalizar, queremos dejar a modo de recomendación una amplia lista de lugares para hospedarse en la isla de Ibiza.